Selene de Saint Germaine

Estàndard

Selene, vive en el barrio de los artesanos, en la Rue de Saint-Germaine. Su padre es el sastre personal de Ninette de Saint Cloud, la actual amante del rey. Ella lo acompaña en ocasiones al palacio real para entregar los voluminosos trajes, capas o sombreros que le han sido encargados. También reciben encargos de las damas de compañía de la actual favorita, pero tiene terminantemente prohibido confeccionar ningún traje para el resto de damas de la corte, incluso tiene vetada la confección de cualquier prenda de vestir a la propia reina. Pero Selene no quiere seguir con el oficio de su padre, por mucho que este insiste.

Cuando su madre murió a la edad de seis años, su padre la ingreso en el convento de las franciscanas, donde aprendió a coser y a bordar, pero también a leer y a escribir. Pronto la extensa biblioteca del convento se le quedo pequeña.

Selene sabe que no va a convencer a su padre, pero ella está decidida a seguir su sueño, que no es otro que escribir en la Gaceta Ilustrad de Paris artículos para las mujeres sobre sus derechos. No solo el derecho a demandar pan, sino también darles a conocer que deben romper con la vieja y arcaica imagen de mujer florero y ama de casa. ¿Porque las mujeres no pueden ocupar cargos públicos como legisladoras, magistradas, o militares?

Desgraciadamente el número de mujeres analfabetas es enorme, pues en los barrios más pobres –e incluso, no tan pobres- la educación está vetada a las niñas. Solo las de clase alta reciben lecciones de tutores, que acostumbran a dar clases de música, danza y poesía, para que puedan lucir un ligero barniz intelectual en los salones parisinos.

Madam Olimpia de Gouges , la acogió en su casa como pupila, cuando la descubrió un día husmeando entre los libros de su magnífica biblioteca. Había ido a entregar un encargo y la doncella que le abrió la puerta la hizo pasar a un pequeño salón y le mando esperar. La curiosidad de Selene hizo que descubriera detrás de un enorme y pesado cortinaje una puerta entreabierta. No se lo pensó demasiado. Sus ojos habían descubierto una habitación con una enorme mesa, repleta de libros amontonados formando un ordenado caos, pero con un cierto orden. También las paredes del salón estaban cubiertas de estantes repletos de libros. Y así fue como Madam Olimpia la descubrió, con un enorme tomo entre sus manos.

Su primera reacción fue echarla, pero la imagen que tenía delante de sus ojos le causo una grata sensación. Era muy extraño ver a una joven interesarse por los libros pero lo que más le atrajo de aquella joven, fue el brillo que descubrió en sus ojos, ávidos de saber.

Selene acudía todas las tardes al salón de Madam Gouges, para participar activamente en las tertulias que está organizaba. Con el tiempo acabaron siendo grandes amigas, hasta el punto que un le propuso que la ayudara en la redacción de su proyecto: Los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, que saldría publicado en 1791 que era una copia igual a la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano aprobada por la Asamblea Nacional el 1789. Selene no lo dudo ni un momento. Pero la vida da giros sorprendentes que nos dejan en muchas ocasiones indefensos ante las adversidades. En junio de 1793 fue detenida junto a Madam de Gougen. Fueron encarceladas y acusadas de ser las autoras de unos panfletos en contra de Marat y de Robespierre.

Selene fue liberada, ya que Madam de Gouges en el último momento pudo empeñar sus joyas y contrato un abogado que consiguió su libertad, pero no se le concedió el mismo derecho a ella,  que fue llevada ante el Tribunal Revolucionario que la condeno, siendo guillotinada el 3 de noviembre de 1793. Aquella fría noche de noviembre, Selene caminaba sin rumbo fijo por la margen derecha del rio Sena. No sabía que iba a ser de su vida en aquellos momentos tan convulsos. La Revolución había sido una bocanada de aire fresco, que había llenado de ilusión y esperanza el corazón de miles de persones  después de años de monarquías absolutistas, tiranas y déspotas. Pero ahora la Revolución se había convertido también en el Reino del Terror con Robespierre a la cabeza.   Agotada se deja caer sobre la húmeda hierba. Una luna llena, blanca y fría se reflejaba en las oscuras aguas del Sena y aquella fue la última imagen que captaron los ojos de Selene antes de volver a abrirse en un nuevo mundo.

ROSA C.L.

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