Durante muchos años tuve que soportar el ruido de mis vecinos del piso superior, cuando dejaban que sus hijos jugaran con las canicas a cualquier hora del día, incluida la noche. No hay ruido más molesto que el tintineo de las canicas al caer y rebotar en el suelo hasta que deciden deslizarse hasta debajo de la mesa, la silla o del mueble del comedor. Por prudencia no me atrevía a comentárselo a mi vecina Eulalia, pero un día ya no pude más, extrañada de que a aquellas horas de la noche sus hijos estuvieran todavía levantados.
Cuando coincidimos un día en el ascensor, no pude más. Inicie la conversación preguntado por sus hijos, que hacia mucho que no los veía, que ya deberían estar muy grandes, etc, etc y entonces le lance la pregunta. Ella me miro abriendo sus grandes ojos y me respondió que sus hijos no tenían canicas. Allí empezó el misterio de las canicas fantasmas.
Mi vecina me comento que podría ser que fuera la niña de su vecina y que como los pisos tienen las paredes que parece papel de fumar, había la posibilidad de que me llegara a mi el ruido de las canicas. Nuevo abordaje a la vecina de Eulalia (cuyo piso no esta encima del mio) para preguntarle por las dichosas canicas y nuevamente mi asombro al confirmar que su hija no juega con canicas.
Han pasado los años, mis hijos y los de mis vecinas se han independizado y viven fuera de los nidos maternos, pero yo continuo oyendo las canicas.
Rosa C.L.
Rosa, tal vez “los otros” juegan por la noche a las canicas y no saben que el ruido es muy molesto
Hola M. Jesús, ya he comprobado que no soy la única que oigo canicas.