Hoy han decidido ir las dos a Murcia a ver la procesión del Domingo de Resurrección. Han madrugado para coger un buen sitio, a ser posible, en primera fila. Fina, siendo un par de años más joven, se coge del brazo de la Nenica. Siempre se han apoyado la una con la otra, aunque a veces, tengan sus más y sus menos.
Han llegado muy temprano. Para hacer un poco de tiempo van recorriendo las calles estrechas del casco viejo, con su paso lento, sin prisa. Han llegado tan temprano que todavía los barrenderos están recogiendo los restos de caramelos de la procesión de la noche anterior. Sus pasos las han llevado hasta la calle Platería, el centro neurálgico de la ciudad. Allí se encuentra el magnífico Casino y las tiendas con más renombre. Fina se ha parado delante de un escaparate de una casa de muebles, arrastrando a la Nenica hasta casi tocar con su nariz el bruñido cristal del escaparate.
– Mira Nenica, qué sofá tan bonico! Si me toca la lotería me lo compro. ¿Verdad que quedaría bien en la salita de la entrada?
La Nenica no responde. Se la mira con cara enfurruñada y tira de ella para seguir el paseo. Pero Fina se resiste a apartarse del escaparate.
– También me comprare las sillas que hacen juego -exclama toda entusiasmada.
La Nenica que ya no puede más y exclama:
– ¿Comó te vas a comprar todo esto, si vale un dineral y tú no tienes ni un duro?.
– ¡Pijo! Es que ni soñar me vas a dejar.
Enfurruñadas las dos, siguen cogidas del brazo hasta la plaza de las Flores y allí entran en Can Bonache a comprar un par de pastelillos de carne.
– Ya pago yo -dice la Nenica.
_ No, ya pago yo, -responde Fina- que ayer Alfredo cobró la paga y me ha dado veinte duros, para que te invite.
La Nenica no insiste. Sabe que entre la paga de Alfredo y la pequeña pensión que cobra la Fina, van mucho más desahogados económicamente que ella, que solo tiene su paga de viuda. Después de comerse el pastel de carne se dirigen, cogidas del brazo nuevamente, hasta la Glorieta. Es el mejor lugar para ver los pasos de Salzillo y recoger muchos caramelos para cuando les da la tos tonta.